Valenki: el calzado de la corte real
Válenki ("???????") son botas tradicionales rusas hechas de lana de oveja. Los válenki se usan en invierno cuando hace mucho frío y la nieve es seca. Si hay humedad y charcos, se ponen galoshi ("??????") – zapatos hechos de goma – encima de los válenki para protegerlos de absorber agua.
Hoy en día, los válenki viven la época de su renacimiento, las zapaterías ofrecen una gran variedad de válenki decorados de diferentes formas.
Aunque se consideran un calzado típico ruso, su origen no es tan genuinamente ruso. Los zapatos parecidos a válenki eran típicos para los pueblos nómadas de las estepas de Asia. Ellos inventaron el método de enfurtir (apelmazar) la lana. Los mongoles de la Horda Dorada, que usaban botas cortas de lana llamadas "pima", trajeron este tipo de zapatos a Rusia al conquistar su territorio.
El proceso de producción de válenki es muy difícil. Se hacen de una sola pieza de lana mojada con agua caliente salada. Para darle forma a la pieza, la ponen en una horma de madera, la golpean y la dejan secar durante la noche. Las botas hechas sin una sola costura resultan ser muy suaves y cómodas. Antiguamente los válenki se hacían estándar: no había diferencia entre la bota para el pie derecho y para el pie izquierdo. Después de muchos usos, los válenki adquirían la forma de los pies del dueño.
Al principio (s. XVI – XVII), los válenki se hacían a mano solo en Siberia y, por eso, eran muy caros. Los fabricantes de válenki se consideraban la élite de los zapateros. La tecnología de la producción se heredaba de generación en generación y cada artesano tenía su propio secreto o su propia técnica. Era un objeto de lujo que solo los ricos se podían permitir. Dice la leyenda que Pedro el Grande, después de ir a banya (sauna tradicional rusa), se tumbaba encima de la estufa ordenando que le trajeran un plato de schi (una sopa típica rusa hecha de col) y válenki. La zarina Catalina II también era admiradora de estas botas. Llevaba válenki hechos especialmente para ella incluso debajo del dobladillo de sus preciosos trajes de baile.
Solo después de un siglo, aparecieron fábricas que producían válenki. Las botas se hicieron menos caras y cada familia, tanto en la ciudad como en el campo, se podía permitir comprar válenki para cada persona.
Los válenki no son solo un calzado, es un concepto cultural.
En muchas ciudades de Rusia (Mishkin, Moscú, etc.) hay museos dedicados a la historia de los válenki. En San Petersburgo, se encuentra un válenok ("???????" – una bota) de 6 metros de altura. La autora de la escultura tardó un año en hacerla y gastó 300 kilos de lana para construir dicho válenok. Se puede incluso entrar dentro, a través de una puerta que se encuentra en el tacón.
Antiguamente, las chicas jóvenes adivinaban su amor usando un válenok. Se ponían en la puerta de su casa y tiraban un válenok de espaldas. La dirección a que apuntaba la punta de válenok era la dirección de donde iba a venir su prometido. Si la punta apuntaba a la casa, significaba que la chica no iba a casarse este año.
La palabra "válenok" forma parte de la frase hecha "¡Eres un válenok!", que se usa para referirse a una persona muy ingenua y fácil de engañar.