Ainur Tulebaeva, una alumna de la Universidad Nacional de Kazajistán Al Farabi que se encuentra realizando su estancia académica en la Universidad de Cádiz, ha compartido con con amigos, colegas y estudiantes del AUHR su percepción de la fiesta nacional más importante de su país, el Día de la Independencia de la República de Kazajistán.
¡El equipo dle AUHR felicita a todo el pueblo kazajo con su principal fiesta estatal!
Con motivo de celebración de esta fiesta, reproducimos aquí el artículo de Ainur Tulebaeva.
“Hoy, 16 de diciembre, el país de la gran estepa -Kazajistán- celebra su independencia.
Siendo partidaria de la libertad en todas sus formas, creo que este día debe ser considerado el más importante y el principal para cualquier país, porque nada se compara con la independencia, tanto territorial como material, psicológica, física y especialmente política. A pesar de que para muchas familias en todo Kazajistán cuyos hijos perecieron durante “aquellos” acontecimientos este día es un día triste, un día de luto, hoy no quiero pensar en lo malo. Este mundo está organizado de tal manera que el bien y el mal siempre coexisten, mientras que el rápido desarrollo y la notable prosperidad de nuestro relativamente joven estado compensa todas las penas del pasado.
En mis 21 años no recuerdo ninguna celebración del Día de la Independencia (no sé si porque no se celebraba a lo grande o por mi propia pasividad), así que he decidido preguntar a mi familia y mis amigos qué van a hacer hoy. Y los resultados de mi encuesta son: los padres van a cenar con los abuelos, la tía va a un concierto de música clásica, las amigas han reservado una mesa en un bar de karaoke, mi hermanita disfruta de un programa de televisión especial, mientrás que los demás simplemente están felices de descansar.
A los kazajos nos gusta descansar, por cierto: en cuanto al número de fiestas al año, es sólo ligeramente inferior en comparación con el calendario español.
Estoy escribiendo este artículo y, además de darme cuenta de lo mucho que extraño mi hogar, me doy cuenta de lo felices que somos. Somos un pueblo que puede quejarse de las carreteras malas, los salarios atrasados, el impago de la pensión alimenticia, la devaluación y otros problemas, pero sigue viviendo con una amplia sonrisa y sin rebelarse ni huir del país. Es posible que los países pobres sean simplemente más optimistas que los ricos, pero creo que en el fondo, cada kazajo sonríe no de la desesperanza de la realidad, sino de la gratitud, el bienestar y la unidad que tenemos, algo que no nos lo pueden quitar.
Ahora, para conmemorar este día y guiada por el sentimiento patriótico, voy a hornear algo para tomar con el té y celebrar humildemente este día con mis compañeras de piso.
¡Viva la libertad! ¡Viva la paz mundial!
En Cádiz, diciembre de 2015“.